"Gracias por detenerse" -dice él con una enorme y franca sonrisa. Le sonrío de vuelta y continúo mi camino. ¿Cómo podía mantenerse tan alegre ese viejo vendedor de flores? Todo lo que yo hacía era detenerme y mirar sus flores en mi apuro para llegar al trabajo. He pasado por su carro de flores durante un año y hasta ahora nunca he comprado una sola flor. Sin embargo, todos los días recibo la misma sonrisa alegre y un simple gracias.
Decidí que al día siguiente finalmente le compraría un ramo de claveles dobles para mi escritorio y vería como me trataba el hombre después de comprarle algo. "Gracias por detenerse" -fue su única respuesta, junto con la misma sonrisa amplia y franca. No pude resistir más y le pregunté: "¿Por qué me agradece por detenerme cada día cuando nunca he comprado nada?" Él me miró un momento y me contestó: "Cada persona que se detiene a mirar mis flores hace que me sienta bien por lo que hago. Trato de poner algo de alegría en este mundo tan ocupado y cuando alguien se detiene, siento que estoy haciendo un buen trabajo."
"Gracias por estar aquí" -fue mi sonriente respuesta mientras me apuraba para llegar a mi trabajo.
"No te dejes llevar por la tristeza, ni dejes que tus pensamientos te atormenten. Un corazón alegre es la vida del hombre, y la alegría le alarga la vida. Sosiega tu espíritu, y consuela tu corazón; aleja de ti la tristeza.