esfuerzo

"¿Hiciste tu mejor esfuerzo?" -me preguntó mientras yo arrastraba mis pies hacia el automóvil. El equipo de béisbol de nuestra universidad acababa de perder cuatro a uno. Levanté la mirada para ver a un hombre con una gorra de béisbol y una tablilla.

"Supongo que sí" -fue mi respuesta.

"Bien. Entonces no hay motivo para que lleves la cabeza gacha."

"Pero perdimos" -fue todo lo que pude decir.

"Sí, pero eso pasó por algo" -me contestó-. "¿Crees que el otro equipo hizo su mejor esfuerzo

"Jugaron mejor que nosotros" -le dije.

"Por supuesto que lo hicieron. Por eso ganaron. Pero ustedes ganaron los tres partidos anteriores. Y tu equipo está bateando 0,355. Yo no diría que ésta fue una mala temporada, ¿tú sí?"

¿Qué me quería decir este tipo, en todo caso? Yo siempre hacía mi mejor esfuerzo. Mi padre me lo había enseñado. Él nunca dejaba nada a medias, ni tampoco faltaba a un compromiso o a una promesa. Su lema era dar todo de uno, incluso cuando la situación parecía imposible.

El hombre de la tablilla me tendió una tarjeta de visita. Entonces noté el anillo de la Serie mundial en su dedo. "Si es en serio lo que dices acerca de dar siempre tu mejor esfuerzo, llámame al final de la temporada. Me gustaría llevarte a las ligas mayores".