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Sacrificio
Mientras caminaba por la vereda camino a la universidad, vi a una solitaria ciclista esforzándose por subir la inclinada pendiente. De pronto, la cadena se soltó y la chica perdió el impulso y empezó a rodar cuesta abajo. Logró sujetarse justo a tiempo para no caerse y yo alcancé a verla bajarse de la bicicleta y desplomarse junto a ella. Al acercarme pude ver que estaba llorando. "¡Qué mala suerte", pensé, mientras daba un vistazo a mi reloj para darme cuenta de que sólo tenía cinco minutos antes de que empezara mi primera clase. Apuré el paso y comencé a subir la misma colina.
Mientras caminaba, recordé un día cuando yo era niño y trataba de reparar la rueda desinflada de mi bicicleta por primera vez. A pesar de que iba vestido de traje para el trabajo, mi vecino me vio y se acercó para ayudarme a reparar la rueda.
Di unos pasos más y entonces me devolví a donde estaba la mujer, que ahora trataba de enjugarse las lágrimas. "¿Puedo ayudarle?" -le pregunté al acercarme. "¿Sabe algo acerca de estas estúpidas bicicletas?" -me contestó. Eché un vistazo a la situación y me di cuenta de que rápidamente podría poner la cadena en su lugar. "Parece que esto estaba atascado en la rueda de la cadena" -le dije mientras le mostraba los restos grasientos de una hierba. Una suave sonrisa se abrió paso a través de su rostro surcado de lágrimas. "Gracias por ayudarme" -me dijo al mismo tiempo que su sonrisa se ampliaba. "No hay problema" -le contesté mientras me daba vuelta y volvía a iniciar el ascenso de la colina.
Incluso con la grasa en mis manos, me pareció que la caminata cuesta arriba era más fácil con la alegría de haber ayudado realmente a hacer que el día de una persona fuera un poco más brillante. Valió la pena llegar unos minutos tarde.