Al mirar a mi hija abrir sus regalos de cumpleaños, sentada en un círculo en el piso rodeada de todos sus amigos, no puedo evitar pensar lo extraño que este pequeño grupo habría parecido sólo unos pocos años atrás o incluso hoy mismo, en diferentes partes del mundo. La diversidad de los niños me sorprende; los antecedentes étnicos y religiosos que representa este pequeño círculo se extienden por lo menos a ocho o nueve países. Me encanta su inocencia y la comodidad de los unos con los otros.
Cuando apaga sus velas y los otros niños esperan sin aliento para ver si pide un deseo, sé que es aquí donde comienza la aceptación. Es en este ambiente donde se empieza a tejer la trama de las creencias; estos pequeños no ven diferencias, sólo similitudes. Y cuando aparezcan las diferencias, espero que éstas sean un motivo de celebración y crecimiento. Hoy, este pequeño círculo de amistad me ayuda a creer que estamos creando un buen comienzo.
"No te dejes llevar por la tristeza, ni dejes que tus pensamientos te atormenten. Un corazón alegre es la vida del hombre, y la alegría le alarga la vida. Sosiega tu espíritu, y consuela tu corazón; aleja de ti la tristeza.