A juzgar solo por nuestras anotaciones de la temporada, se podría decir que somos un fracaso. En tres años, nunca ganamos un partido, sin embargo ninguno de nosotros parecía notarlo. Y todos los veranos mi vecina se ofrecía voluntariamente para ser nuestra entrenadora. Esa mujer tenía más paciencia que cualquier otra persona que haya conocido.
Eramos realmente malos en el campo. Éramos el equipo más pequeño con las piernas más lentas, pero teníamos a la mejor porrista en las líneas laterales, quien nunca nos haría sentir como si hubiésemos perdido. Cada uno de sus actos estimulaba el trabajo en equipo, la ética deportiva y el respeto y jamás toleraba los insultos. A su pequeño modo, ella nos demostraba que no siempre se gana en el marcador. De hecho, si usted alguna vez hubiera venido a una de nuestras fiestas después de los partidos en casa de ella, habría pensado que éramos indestructibles.
No sólo aprendimos, sin darnos cuenta, a vivir mejor sólo por el hecho de estar cerca de ella, también aprendimos que era capaz de preparar excelentes galletas de chocolate.v
"No te dejes llevar por la tristeza, ni dejes que tus pensamientos te atormenten. Un corazón alegre es la vida del hombre, y la alegría le alarga la vida. Sosiega tu espíritu, y consuela tu corazón; aleja de ti la tristeza.